#1) Alterna el consumo de alimentos:
Para mantenernos sanos, necesitamos un gran número de nutrientes diferentes y ningún alimento por sí solo puede proporcionarlos todos. Será mucho más saludable consumir productos frescos y de temporada.
#2) Reparte los alimentos en pequeñas cantidades a lo largo del día:
Realiza de cuatro a seis comidas al día, de cantidad moderada. Así, será más fácil su digestión en el organismo y evitaremos sensaciones digestivas desagradables.
#3) Consumo diario de frutas, verduras y hortalizas frescas:
Se recomienda consumir cinco raciones diarias de estos productos, de las que dos son verduras y tres son frutas.
- De las verduras, una debe ser tomada cruda (en ensalada) y otra cocinada, como ingrediente central de un plato o como guarnición de una carne, pescado o huevo.
- De las tres frutas, al menos una debe ser un cítrico (naranja, mandarina, kiwi…) y el resto cualquier fruta de temporada.
#4) Consumo de legumbres más de una vez a la semana:
Las legumbres son una rica fuente de proteínas, hidratos de carbono de absorción lenta y por ello de fibra. Nos aportarán energía y regularán nuestro tránsito intestinal. Además son un alimento muy tradicional en nuestra dieta mediterránea.
#5) Alternar el consumo de carnes con el pescado y huevos:
Todos los días de la semana tenemos que tomar uno de estos grupos de alimentos. Es bueno dar preferencia a los pescados frente a la carne, tomando al menos un pescado azul (salmón, atún o sardinas, por ejemplo) de forma semanal.
#6) Beber varias veces al día:
Es muy importante, aunque no se tenga sensación de sed, especialmente en los meses de verano. Preferentemente beber agua, aunque los zumos naturales o infusiones también se permiten pero con moderación.
#7) Limitar el consumo de bebidas refrescantes y alcohólicas:
Los refrescos azucarados y bebidas alcohólicas están desaconsejados ya que tienen mucho aporte calórico y pueden interferir en la absorción de los medicamentos.
#8) Consumo ocasional de azúcar, miel y productos de pastelería:
Los productos industriales se deberían consumir como máximo una vez al mes, ya que son excesivamente calóricos y poco nutritivos. Sin embargo, cuando son caseros, siempre van a ser más saludables, ya que conoceremos sus ingredientes.
#9) Variar las técnicas de cocción y condimentación de alimentos:
Hay que potencias el sabor de los alimentos con hierbas aromáticas y especias, disminuyendo así el consumo de sal. Los alimentos cocidos o guisados siempre serán mas fáciles de masticar que lo asados o a la plancha.
#10) Evitar las pautas dietéticas muy estrictas.
Una dieta poco variada, tanto en alimentos como en formas de preparación, nos desmotiva y nos quita las ganas de comer. Es muy importante, por ello, que probemos alimentos de temporada, frescos y naturales.
Bibliografía: Guia Alimentacion y Nutricion en el entorno geriatrico. Grupo Rey Ardid.