Ajo, cebollas, tomates, cítricos, espinacas, acelgas, legumbres, aceite de oliva virgen extra, cacao, bayas, manzanas, frutos secos o té verde son algunos de los alimentos antioxidantes que deben estar presentes en tu dieta y que pueden ayudar a evitar el envejecimiento prematuro del cuerpo y la prevención del Alzheimer evitando la degeneración de la estructura del cerebro.

La alimentación es básica en el cuidado de la salud, y concretamente, en el caso de las demencias cognitivas, una dieta rica en antioxidantes, vitaminas B, C y D, ácidos grasos poliinsaturados y monoinsaturados, polifenoles y baja en sal, contribuye a ralentizar la progresión de esta demencia.

La también conocida como dieta MINDMediterranean-DASH Intervention for Neurodegenerative Delay–, combina la dieta mediterránea con aquellas tendentes a regular la hipertensión.

La dieta mediterránea nos lleva a comer verduras en cantidad. Las legumbres, hortalizas, carnes de ave, pescado azul, frutas, cereales, frutos secos y aceite de oliva junto a una copa de vino de forma regular en las comidas, son alimentos a los que estamos acostumbrados y que ayudan sin duda a cuidar nuestra salud.
Sin embargo, otras dietas son también una alternativa con la que también podemos alternar la dieta mediterránea. Es el caso de la dieta japonesa, que tiene el arroz como elemento central combinado con multitud de verduras, algas, pescado, soja y té verde. Todo ello cocinado al vapor, a la plancha, hervido o incluso crudo, es decir, ausente de las grasas más perjudiciales para nuestro organismo.

Sus beneficios principales en referencia al Alzheimer proceden de los ácidos grasos Omega 3, proveedores de los nutrientes esenciales para el cerebro. El pescado azul –sardinas, anchoas, boquerones, salmón, atún, bonito del norte, pez espada, palometa, caballa– contiene este Omega 3. También la espinaca o el rábano.

 

¿Qué alimentos debemos evitar?

Como en cualquier dieta saludable, los ácidos grasos saturados y las bebidas alcohólicas no deberían formar parte de nuestros hábitos. La carne roja, los fritos, la mantequilla y la margarina, la bollería industrial y la comida “basura”, deberían visitar nuestra mesa en contadas ocasiones.

Comer bien y de forma saludable no solo supone un placer para nuestros sentidos y mejora nuestro estado vital, sino que según los estudios de los científicos de la Universidad de la Universidad de Rush, en Estados Unidos, que desarrollaron la dieta MIND, introducir estas sencillas pautas en nuestro día a día puede llegar a reducir a la mitad el riesgo de padecer Alzheimer.

¿Nos animamos a cocinar más sano?

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