Empatía, confianza, seguridad, comprensión y compañerismo son algunos de los valores y capacidades que comparten los voluntarios que, pasados los 65 años, deciden emprender una actividad acompañamiento a otras personas de edad avanzada.

Y es que cada vez son más las personas que, llegada la edad de jubilación gozan de muy buen estado de salud y se encuentran con mucho tiempo libre. Muchos de ellos enseguida descubren actividades en qué ocuparlo: cuidan de sus nietos, hacen ejercicio, lo dedican a sus aficiones… Sin embargo, en otros casos, después de toda una vida siguiendo una rutina de horarios y obligaciones en el día a día, esa libertad les puede producir cierta sensación de vacío o desánimo, al pensar que ya no tienen una función concreta en la sociedad, llegando a sentirse solos, inútiles y desmotivados e incluso a aislarse de su entorno.

Tanto para las personas cuya jubilación implica incertidumbre sobre qué hacer con su tiempo, como para aquellas muy activas y ocupadas, los profesionales del área de Mayores de la Fundación Rey Ardid, proponen el voluntariado como alternativa muy positiva y eficaz para este colectivo mayor de 65 años.

Los beneficios son numerosos y variados, aquí os adelantamos algunos de ellos:

  • Crea hábitos sin generar obligaciones. Para aquellas personas que se sienten desorientadas sin un horario fijo o un sitio a dónde ir cada día, el voluntariado es una buena opción para mantenerse ocupado y llevar una vida más organizada y ordenada, permitiendo adaptar la tarea de voluntariado a las preferencias o disponibilidad de la persona.
  • Mantiene la actividad de cuerpo y mente. El compromiso de realizar una actividad de voluntariado, implica reservar unas horas varios días por semana, organizarse unos horarios y unas tareas, salir de casa, desplazarse a otro sitio y estar con otras personas, manteniendo activo el cuerpo y la mente, aspectos muy necesarios, sobre todo en edades avanzadas y al dejar de trabajar.
  • Mejora el estado de ánimo y la autoestima. Uno de los principales males en las personas mayores hoy en día es la soledad, la sensación de no ser útil y aislarse del entorno. A través del voluntariado con personas mayores, ambas partes se sienten acompañadas e integradas en la comunidad. El voluntario, por su parte mejora su autoestima al desempeñar una labor importante, útil y gratificante alejándolo de pensamientos negativos, soledad y aislamiento que puede desembocar en depresión u otras enfermedades.
  • Descubrir cosas nuevas. Las opciones de voluntariado hoy en día son muy variadas. Existen muchas entidades y actividades a las que dedicar tiempo y esfuerzo de forma desinteresada, que resultan de gran valor para quien los recibe. Desde la Fundación Rey Ardid conocemos bien el voluntariado de acompañamiento a personas mayores y la especial empatía que evoca en los voluntarios de más edad, así como la relación de respeto y cariño que se establece entre usuarios y voluntarios. Sin embargo, son muchos los campos en los que las personas mayores pueden desarrollar voluntariado y descubrir, a cualquier edad, nuevas actividades y personas.

 

 

 

 

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