Ante entornos en los que los tejidos están sometidos a la contaminación por contacto y al uso continuado en situaciones que exigen los más altos estándares de seguridad y calidad, se necesitan soluciones que no dejen ningún lugar a la duda. Para ello, las lavanderías industriales son todo un seguro a la hora de desinfectar cualquier elemento, además de verse totalmente limpio.
En el caso concreto de la lavandería hospitalaria, estas exigencias se hacen no solo necesarias sino totalmente imprescindibles, tanto en hospitales como en cualquier clínica sanitaria que pretenda ofrecer un servicio adecuado a sus pacientes. Para cumplir con todos los requisitos, un centro industrial evitará cualquier problema a través de la profesionalidad, el buen hacer y la experiencia.
¿Cómo funciona la lavandería industrial hospitalaria?
El funcionamiento de la lavandería de hospitales es, recurriendo a un ejemplo muy gráfico, como el mecanismo de un reloj. Todo está coordinado y todo debe encajar a la perfección, es un proceso con fases y pasos que han de cumplirse a rajatabla para evitar la llamada recontaminación bacteriana.
Para ello, las instalaciones de este tipo, como las que contamos en la Fundación Rey Ardid, necesitan estar distribuidas en dos áreas totalmente diferenciadas: la zona contaminada y la zona limpia. En la primera, generalmente habrá que contar con un espacio para la recepción, otro para clasificación y otro para alimentar a las máquinas.
Al otro lado, estancias para el secado, planchado, reparación, empaquetado y expedición. Ambas, deberán contar con una barrera sanitaria, a través de tabiques impermeables a la humedad, al aire y al polvo. De la misma manera, se hace indispensable que exista un adecuado sistema de ventilación.
En él se incluye tanto la entrada, la filtración, el ritmo de intercambio y la salida. Además, será básico que en las distintas fases se acometa de forma correcta el prelavado y lavado de ropa hospitalaria.
La importancia de desinfectar correctamente los textiles
La lavandería de hospitales exige en su propia definición una total garantía de que la ropa estará –hablando en términos sencillos- como el primer día. Este tipo de prendas hay que tomarlas como potencialmente contaminadas, por lo que es necesario someterlas a los procesos que aseguren que están en perfectas condiciones sin presencia de elementos que puedan ocasionar problemas en la salud.
Por lo tanto, la termodesinfección y el control minucioso de su esterilización hasta el momento de la entrega son fundamentales para un correcto servicio en el centro sanitario en cuestión, con unos tejidos bacteriológicamente limpios para el paciente.
Un correcto proceso de lavado y desinfección conseguirá, de una parte, la máxima conservación del textil, al mismo tiempo que, de la otra, se eliminan bacterias y microorganismos indeseados.
Así, durante esta labor se utilizará agua a 90 grados centígrados de temperatura al menos durante 15 minutos, excepto con lana y nylon. El lavado de ropa sensible a temperaturas menores será mucho menos efectivo para destruir las partículas.
Maquinaria y procesos necesarios
La lavandería hospitalaria incluye distintas fases, ya detalladas, que favorecerán la realización de un proceso con plenas garantías y eficiente.
Recogida y entrega de lavandería industrial
Es necesario tener en cuenta que buena parte de la contaminación de la ropa limpia se produce durante las fases de manipulación. Lo que hace que sea esencial que se trate con precaución y cuidado a lo largo de todo el proceso, desde su recogida hasta la entrega. Hay que evitar la recontaminación y la contaminación microbiana, cerciorándose de su correcto secado y correcto empaquetado.
Transporte y trazabilidad de la ropa
Durante el transporte, además de trasladar la ropa sucia separada de la limpia, en una lavandería industrial para hospitales y clínicas sanitarias se hace especial hincapié en la trazabilidad de la ropa. En todo momento se garantiza un correcto tratamiento, así como un seguimiento por parte del cliente.
Desde la recogida hasta la entrega, el cliente puede comprobar de primera mano a través de una app el estado de sus prendas.
Así, el rigor y la digitalización se unen para proporcionar un servicio de calidad.
Lavadoras de doble entrada
La máquina más destacada de todo el proceso es, evidentemente, la lavadora. En este caso se trata de elementos que han ido evolucionando para obtener el máximo rendimiento, además de tener una capacidad cada vez mayor. Ambas características facilitan el trabajo y consiguen mejores resultados. La tecnología de doble entrada y el principio de marcha hacia delante evitan la contaminación cruzada.
Secado y planchado
Los últimos pasos de las prendas en las instalaciones de una lavandería hospitalaria o industrial estarán en el secado y planchado. Son fases en las que de nuevo la maquinaria ha sido redimensionada para afrontar tanto grandes volúmenes de trabajo como amplias dimensiones de tejido, como es el caso de las sábanas industriales. Su secado y planchado permitirán que el aspecto y la calidad sean óptimas.
En la Fundación Rey Ardid hemos obtenido el sello Aragón Circular, válido para dos años. Se trata de un distintivo de reconocimiento público para empresas, administraciones locales y entidades en general que, como nosotros, estamos comprometidos en un modelo de economía circular y un desempeño de buenas prácticas y actuaciones de mejora de su circularidad. Todo ello, bajo “el marco de una gestión excelente, innovadora y sostenible, que cumplan los requisitos establecidos, además del cumplimiento estricto de las obligaciones legales vigentes”.
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