Tuve la oportunidad de conocer la labor realizada por la Fundacion Ardid a través del voluntariado de la Fundación Caja Rural de Aragón en abril de 2020, durante el periodo de confinamiento derivado de la pandemia. En mi caso participé en un proyecto de acompañamiento telefónico a personas mayores consistente en apoyar en la distancia a personas que, debido a las circunstancias existentes, se encontraban en una situación de aislamiento mayor.

Para mí ha sido una experiencia muy enriquecedora y totalmente recomendable. En el voluntariado siempre recibes más de lo que aportas porque no hay nada más gratificante y motivador que ayudar a quien lo necesita, simplemente ofreciendo algo de tiempo y poniendo el corazón y las ganas.

Me siento muy agradecida de haber tenido la oportunidad de participar en este proyecto y desde luego, seguiré colaborando siempre que sea posible, porque ser voluntario es un regalo, y en el caso del voluntariado corporativo existe un elemento motivador adicional que es el sentimiento de pertenencia a un equipo que desea aportar a los demás y comparte tus mismos valores.