Fases del Alzheimer en personas mayores

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El Alzheimer es una enfermedad cerebral progresiva y degenerativa que afecta especialmente a personas mayores. Es la causa más común de demencia, representando entre el 60 y el 80 % de los casos. Comienza afectando las áreas del cerebro relacionadas con la memoria y el lenguaje, y con el tiempo impacta también en la capacidad de razonar, moverse e incluso en funciones básicas como comer o hablar. A pesar de que no existe una cura, un diagnóstico temprano y una atención adaptada a cada fase pueden mejorar significativamente la calidad de vida tanto de la persona como de su entorno.

Recibir un diagnóstico de Alzheimer en un ser querido puede generar muchas dudas, miedos y emociones encontradas. Cada persona vive las fases del Alzheimer de forma muy variada y conocer dichas fases por las que suele transitar una persona con Alzheimer puede ayudar a entender mejor los cambios que aparecen, a prepararse para lo que vendrá y, sobre todo, a brindar un cuidado más respetuoso, afectuoso y adaptado a cada etapa. Siendo el afecto, la paciencia y el trato digno, esenciales en todas las etapas.

En Rey Ardid tenemos experiencia en el cuidado de personas con Alzheimer y otras demencias. Esta guía está pensada para acompañarte en ese camino, ofreciendo una descripción clara de las tres fases clínicas del Alzheimer (leve, moderada y grave) desde un punto de vista clínico-funcional.

1. Fase leve (temprana)

La persona aún es independiente, pero comienzan los primeros signos evidentes de deterioro cognitivo.

Síntomas característicos:

  • Olvidos de información reciente.
  • Dificultad para encontrar palabras o nombres.
  • Repite preguntas o comentarios.
  • Olvida dónde deja objetos (gafas, llaves, cartera).
  • Le cuesta organizar tareas o planificar actividades.
  • Puede confundirse con personas nuevas o lugares poco familiares.
  • Desorientación en el espacio.
  • Problemas en tareas rutinarias.
  • Cambios de personalidad y juicio.

Puede trabajar, manejar su dinero, desplazarse sola y mantener rutinas, aunque ya empieza a notar fallos en la memoria. Es buen momento para un diagnóstico temprano y planificar apoyos futuros.

Recomendaciones para familiares en la fase leve:

  • Mantén la rutina diaria lo más estable posible.
  • Anima a la persona a seguir participando en actividades significativas, apoyando la independencia de la persona.
  • Utiliza notas visibles o recordatorios para apoyar la memoria.
  • Practica la escucha activa: evita corregir y favorece el acompañamiento emocional.
  • Acude a un profesional para obtener un diagnóstico y planificar el futuro.

2. Fase moderada (intermedia)

Es la etapa más larga. La pérdida de memoria se intensifica y afecta la vida diaria de forma evidente.

Síntomas característicos:

  • Dificultad para realizar actividades de la vida diaria (cocinar, usar dinero, viajar).
  • Desorientación en tiempo y espacio (no saber qué día es o dónde está).
  • Olvida datos personales como la dirección o teléfono.
  • Cambios emocionales: ansiedad, irritabilidad, tristeza, agitación, paranoia.
  • Problemas de sueño (duerme de día, se activa por la noche).
  • Posibles confabulaciones (rellenar vacíos de memoria con invenciones).
  • Pérdida parcial del reconocimiento de personas conocidas.

Requiere supervisión frecuente. Puede vestirse o ir al baño con ayuda, pero necesita apoyo para muchas actividades. Aparecen signos conductuales y comienza a depender más de los cuidadores.

Recomendaciones para familiares en la fase moderada:

  • Acompaña desde la paciencia y la empatía: los cambios de humor son parte de la enfermedad.
  • Usa lenguaje sencillo, con frases cortas y tono tranquilo.
  • Crear ambiente estructurado y predecible.
  • Reduce estímulos excesivos que puedan generar agitación.
  • Utiliza ayudas visuales (fotos, etiquetas en puertas, rutinas escritas).
  • Dar instrucciones simples y de una en una.
  • Evitar actividades que generen frustración o estrés innecesario.
  • Busca apoyo en servicios como centros de día o asociaciones de familiares.

3. Fase grave (avanzada o terminal)

Se pierde casi toda capacidad cognitiva y funcional. El cuerpo también se ve severamente afectado.

Síntomas característicos:

  • No reconoce a familiares ni el entorno.
  • Pérdida de lenguaje, no puede comunicarse más que con frases o palabras sueltas.
  • Pérdida de apetito y una disminución de peso.
  • Pérdida del control de esfínteres.
  • Incapacidad para caminar, sentarse o tragar adecuadamente.
  • Riesgo elevado de complicaciones físicas (neumonía, úlceras, infecciones).
  • Requiere cuidados constantes: alimentación asistida, higiene, movilización.

Una dependencia total. Aunque no pueda hablar ni moverse, aún puede percibir afecto y estímulos emocionales, algo muy importante a la hora de ofrecer un cuidado hacia la persona. Es crucial ofrecer cuidado con respeto, amor y contacto sensorial (música, caricias, voz calmada).

Recomendaciones para familiares en la fase grave:

  • Mantén el contacto afectivo: una caricia, música conocida o una sonrisa pueden reconfortar.
  • Asegura comodidad física: cojines, cambios posturales, buena hidratación.
  • Busca apoyo profesional para el cuidado integral (enfermería, paliativos, cuidadores).
  • Evita cambios bruscos en el entorno, ya que pueden generar angustia.
  • Estimular los sentidos para conectar con la persona (por ejemplo, con música familiar)
  • Recuerda que la presencia, incluso en silencio, puede ser profundamente significativa.

El impacto en los cuidadores

Acompañar a un ser querido con Alzheimer puede ser un proceso emocionalmente intenso. Es normal sentir tristeza, frustración, culpa o agotamiento. Por eso, es fundamental que los cuidadores también se cuiden a sí mismos: buscar apoyo emocional, compartir la carga de cuidados, y pedir ayuda profesional si es necesario. Recuerda que pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino de responsabilidad.

Además, mantener espacios para el autocuidado, como pequeños momentos de descanso, ejercicio o conexión social, ayuda a sostener este camino largo y exigente con mayor serenidad.

Si eres cuidador, cuídate tambien

En Rey Ardid queremos ayudarte y por eso ponemos a tu disposición esta guía para cuidadores gratuita.

Aunque el Alzheimer cambia muchas cosas, hay algo que permanece: la capacidad de sentir amor y conexión. A través de una caricia, una mirada o una canción, las personas con Alzheimer pueden seguir experimentando momentos de paz, alegría y compañía.

Acompañar desde el respeto y el afecto es una forma poderosa de dignidad y cuidado. Y sobre todo no estás solo: hay recursos, profesionales y personas que pueden ayudarte en este camino.

Puedes consultar de forma gratuita la guía que te puede ayudar como cuidador. Elaborada gracias al Programa de apoyo Psicosocial a Cuidadores de la Fundación Rey Ardid con el que puedes contactar a través de mayores@reyardid.org  (Programa de interés social en la CC.AA de Aragón, financiado con cargo a la asignación tributaria del 0,7% del IRPF.)

Manuel Rivas Jiménez, psicólogo en la residencia Rey Ardid Huesca.

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