En Navidad todo se llena de brillo y momentos compartidos; son fechas marcadas por encuentros que se repiten cada año, reuniones familiares y un ambiente que invita a celebrar. Pero para muchas personas, estas fechas también tienen un lado más silencioso: el de las ausencias que se sienten con más intensidad. A veces, la silla vacía en la mesa pesa más que todo lo demás.
Aunque socialmente se refuerce la idea de que la Navidad es una época para la celebración, cada año muchas personas que viven estas fechas con una mezcla de nostalgia y dolor. La ausencia cuando llega la Navidad, no se convierte únicamente en un problema, sino que se vuelve mucho más visible, porque estas fiestas están llenas de recuerdos que nos conectan con aquellos que formaron parte.
Cómo afrontar ese dolor en las festividades
En estas fechas parece que todo invita a la alegría, pero lo que sentimos no siempre encaja con esa imagen.
Por ello, validar lo que sentimos suele ser uno de los pasos más importantes para transitar estas fechas sin castigarnos. No se trata de “superar” la tristeza ni de esconderla porque es Navidad. Cada persona vive las fiestas de una manera distinta, y todas son igual de legítimas.
Acompañamiento en comunidad:
El valor del programa de pisos
Para quienes viven en recursos comunitarios, como Programas de Pisos o Centros de Rehabilitación Psicosocial, estas fechas pueden tener un significado especial. Las ausencias existen, pero también se comparte la vivencia con otras personas que transitan procesos vitales parecidos. Es por ello que, en este tipo de recursos, contar con un espacio seguro y una convivencia estable puede evitar la soledad no deseada.
Además, aunque sea un recurso comunitario, es el hogar de quienes viven allí. Un hogar con sus ritmos, sus rutinas y su día a día, donde se crean recuerdos nuevos y se reconstruyen vínculos desde lo cotidiano. Y ese sentimiento de hogar puede marcar la diferencia en unas fechas donde la soledad pesa más.



