En estos días de intenso calor, no debemos esperar a tener sed para beber agua porque la sed es ya un señal de alerta que nos lanza nuestro cuerpo. Estar hidratado es fundamental para que el organismo funcione correctamente y no sufrir, la tan temida deshidratación.
Los expertos recomiendan beber entre 1,5 y 2 litros de agua. Echamos cuentas: entre 6 y 8 vasos de agua al día.
Los cuidadores de personas mayores lo saben y por eso, siempre ofrecen líquidos durante las comidas o insisten en beber un poquito más cuando toca tomarse los medicamentos. Es mejor ofrecer bebidas en pequeñas cantidades pero de manera más frecuente.
Vamos sumando años y durante el envejecimiento, el contenido de agua de nuestro cuerpo baja y perdemos la capacidad de sentir sed. De hecho, algunos medicamentos como los que regulan la tensión o problemas cardiacos, pueden inhibir el mecanismo de la sed.
Estar hidratados puede mejorar ¡hasta el ánimo!
Algunos estudios han puesto de manifiesto que las personas mayores con mayor nivel de deshidratación presentan peor estado de ánimo y una bajada de su capacidad cognitiva.
La deshidratación ligera, que puede pasar desapercibida, afecta al rendimiento, a la memoria, la coordinación motora y provoca fatiga. Pueden producirse mareos o caídas que, en personas mayores, pueden llevar a consecuencias graves.
Si no se bebe regularmente, se pueden ver alterados todos sus procesos fisiológicos, desde el sistema circulatorio, vascular, el cerebro o los riñones.
Aprovecha las frutas y verduras de temporada
Nuestra dieta también debería cambiar ahora, en plena ola de calor, para añadir más frutas y verduras que además de estar riquísimas, añaden al organismo vitaminas y nutrientes esenciales para el organismo. Por ejemplo, y sin tener que ser un gran maestro de los fogones, prepárate una sabrosa ensalada de lechuga, tomate y pepino (productos de temporada) que aportará gran cantidad de agua y antioxidantes, además de vitaminas A y C.
El ser humano podría pasar varias semanas sin comer hasta que el organismo sufriera algún problema grave, pero no aguantaríamos más de 2 o 3 días sin beber.
Sobre todo, en estos días que hemos visto dispararse los termómetros, recuerda que también podemos hidratarnos con otro tipo de líquidos: té, zumos, infusiones o batidos. Eso sí, ¡evita siempre las bebidas azucaradas!