Durante muchos años, en España se ha hecho un uso abusivo de las sujeciones tanto físicas como químicas. En los últimos años esto ha ido cambiando pero sigue siendo insuficiente, ya que hemos pasado de sujetar mucho y mal, a sujetar bien pero igualmente en exceso…por eso ahora ha llegado el momento de “desatar”.

Desatar en el sentido de liberar… liberar físicamente y liberar las resistencias mentales que llevamos arrastrando para poder avanzar en la forma de proporcionar los cuidados.

Una sujeción implica la vulneración de los derechos humanos y cada restricción que evitamos, es un paso más hacia la dignidad.

Existe una cultura de cambio y con ello se pretende mejorar los cuidados de las personas dependientes basándonos en el respeto, la ética y la atención individualizada.

LA CULTURA DE LA MOVILILIDAD

Sujetar significa restringir la libertad del movimiento.

Si sujetamos, convertimos a la persona en un ser inerte, atado y sin vida.

Tenemos que poner el foco de atención en la movilidad. Centrarnos en mantener la movilidad y potenciarla. De esta manera mejoramos la calidad de vida de las personas y fomentamos su autonomía.

Si nos caemos significa que podemos movernos y que estamos vivos.

Debemos abandonar la actitud sobreprotectora y asumir riesgos que, con las medidas y actuaciones necesarias, se convierten en riesgos controlados.

Cuidar sin sujeciones es fundamental para respetar la libertad y la dignidad de las personas, y el cuidado de las personas mayores no debería sacrificar la libertad por la seguridad.

ATENCIÓN INTEGRAL CENTRADA EN LA PERSONA (AICP), UN MODELO A SEGUIR

Es fundamental poner a la persona como el centro de atención a la hora de establecer sus cuidados.

Debemos observar, escuchar y comprender a las personas, y tratarlas como seres únicos e individuales. Hacerles partícipes, conocer sus gustos, intereses, necesidades y carencias. De esta forma podremos adaptarnos a ellas y les podremos ofrecer lo que realmente necesitan.

Basarnos en el respeto y mantener la dignidad en los cuidados, adoptando las medidas necesarias que nos aseguren su bienestar.

MIEDO AL CAMBIO Y SENTIMIENTO DE DESPROTECCIÓN

Cuando se retira una sujeción, es habitual que las personas que cuidan se sientan inseguras y tengan la sensación de que no están protegiendo a la persona cuidada. Pero se trata de todo lo contrario, ya que, si retiramos una sujeción de forma segura aportando medidas alternativas adecuadas a esa persona, le estamos ofreciendo calidad de vida, respeto y dignidad.

Generalmente, las sujeciones nos ofrecen una falsa sensación de seguridad que hace que las usemos en exceso.

Para evitar esto, es fundamental sensibilizar tanto a trabajadores como familiares, y ofrecerles formación e información al respecto.

Ya no sirve sujetar bien. La sujeción se convierte en la última alternativa, y solamente en situaciones que sean de riesgo vital, de forma excepcional y temporal tras adoptar medidas alternativas que no hayan sido efectivas.

Se ha demostrado que trabajar sin sujeciones mejora la motivación y la satisfacción de las personas que cuidan, mejorando así la calidad de los cuidados.

Al hacer partícipes a las familias, mejora su confianza y la imagen del centro, asumiendo el “riesgo controlado” a cambio de calidad de vida.

Todo esto no implica costes adicionales, sino que se puede conseguir con los medios con los que se dispone. Solamente hace falta motivación, flexibilidad y cambios en la organización del trabajo. Un proceso en el que están involucrados todos los trabajadores del centro, tanto de atención directa como indirecta, y donde también tiene un papel muy importante la familia.

BENEFICIOS DE LA RETIRADA DE LAS SUJECIONES

Como hemos dicho anteriormente, tanto para retirar una sujeción como para no establecer una nueva pauta, debemos basarnos en el Modelo de AICP y conocer a la persona para poder ofrecerle las medidas alternativas que más se adapten a sus necesidades. De esta forma le permitiremos el libre movimiento en un entorno adaptado y seguro.

Muchos son los beneficios de la retirada de las sujeciones.

A nivel físico, se mejora el tono muscular, la movilidad y el equilibrio. Todo ello implica que el riesgo de caídas sea menor, y que éstas, si se producen, tengan consecuencias de menor gravedad. Mejora el estado de la piel previniendo las úlceras por presión y estimulando la circulación sanguínea, previene el estreñimiento y las infecciones.

Disminuye los estados de agitación, ansiedad y agresividad. También influye de forma positiva sobre la depresión y el deterioro cognitivo, y disminuye la angustia y la sensación de atrapamiento.

Ayuda a recuperar la imagen social dentro del grupo y disminuye la sensación de aislamiento y humillación, mejorando así la autonomía y la calidad de vida.

Además, les estamos ayudando a mantener su identidad evitando así los estados de confusión y obnubilación que puedan causar ciertos fármacos.

RETIRADA DE SUJECIONES EN RESIDENCIAS, UN RETO HACIA LA EXCELENCIA

La retirada de sujeciones en las residencias se debe llevar a cabo de forma progresiva y controlada.

Para ello es fundamental la motivación y una buena formación de todos los trabajadores del centro.

Se debe crear un Equipo Motor que lidere el proceso y estudie cada caso de forma individualizada, coordinando al resto de personas para poder trabajar todos en sintonía. Para ello, nos basamos en el Modelo de AICP que a través de la historia de vida y de la observación del residente, nos da información de sus intereses, capacidades, hábitos y limitaciones para poder adoptar las medidas alternativas que más se ajusten a sus necesidades. Se trata de conocer a la persona para conocer sus cuidados.

Es necesario elaborar registros y controles de forma periódica que nos permitan hacer un seguimiento. De esta manera podremos adaptar nuestras actuaciones siempre que sea necesario, ya que hay que estar continuamente observando a la persona para prestarle los medios adecuados en cada momento.

La filosofía de “Centros libres de contenciones” empieza desde el momento del ingreso, ya que es muy importante informar a las familias y sensibilizarlas al respecto.

El mensaje que debemos transmitir tiene que ser de confianza y de seguridad en lo que estamos haciendo. Para eso les tenemos que hacer partícipes del proceso y brindarles toda la información sobre el método de trabajo, riesgos/beneficios de las sujeciones y medidas alternativas que existen. De esta forma, ellos se sienten parte del cambio y se muestran más implicados y colaboradores.

Crear unidades de convivencia con un número reducido de residentes, nos permite atenderlos de una manera más personalizada. Además, intentaremos que la rotación del personal sea mínima. De esta forma, al conocerse mejor unos y otros, se crea un ambiente de confianza donde tanto los residentes como los trabajadores se sienten más cómodos. Esto también nos facilita el poder identificar a los residentes con mayor riesgo de caídas para poder prestarles mayor atención.

En cuanto a las medidas alternativas, podemos agruparlas en función de lo que queramos conseguir.

MEDIDAS ALTERNATIVAS A LAS SUJECIONES

Para el tratamiento de la agitación y el nerviosismo, se incide en las terapias no farmacológicas:

  • Observar si existe alguna necesidad fisiológica (sed, WC, calor…)
  • Actividades significativas (actividades manipulativas que tengan sentido para ellos basadas en las tareas del hogar u oficios, lectura de prensa, cuidado de plantas, objetos personales…)
  • Musicoterapia (música ambiental relajante, estilos musicales conocidos por ellos, música a la carta…)
  • Entorno hogareño (con materiales nobles y colores neutros, sillones cómodos, objetos tradicionales, chimenea, plantas, cuadros, luz cálida…)
  • Dollterapia (terapia a través de muñecos realistas)
  • Paseos asistidos y cambios de ambiente.
  • Ejercicio físico y pautas de deambulación y movilización.
  • Marcha errante controlada bajo supervisión.

Para el control postural se valora la sedestación en diferentes tipos de asiento y medidas de apoyo:

  • Silla de ruedas ergonómica, silla común, butaca de respaldo alto, butaca geriátrica, sillón relax, sofá…
  • Cojín antiescaras, antideslizante, cuñas posicionadoras
  • Cambios posturales, siesta en cama…
  • Ejercicio físico, movilizaciones, reeducación de la bipedestación y la marcha.
  • Medias barandillas en cama como sistema de movilización/seguridad que les permita el libre movimiento.

Para la marcha errante con inestabilidad:

  • Ejercicio físico y potenciación muscular.
  • Reeducación de la marcha y el equilibrio. Paseos asistidos.
  • Entornos adaptados ofreciendo puntos de apoyo.
  • Marcha errante controlada bajo supervisión.
  • Cama baja y luz tenue durante la noche.

Nuestro Plan de Atención Libre de Sujeciones vertebra el trabajo en todos los centros de la Fundación y aporta a los profesionales las herramientas necesarias para ello. Cuidar sin sujeciones no es algo que se consiga de un día para otro, sino que es un proceso largo que implica tesón, constancia y motivación. Pero es real y una vez lo alcanzamos, el grado de satisfacción es muy elevado.

Lorena Queral Bosque. Fisioterapeuta Fundación Rey Ardid

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