Residencia
Villa de Ejea

Me llamo Zornitsa y nací en Elena, Bulgaria en el año 1996. Tengo vocación en el cuidado de personas y la suerte de haber aprendido buenos modales, respeto y educación desde pequeña.

Me encanta mi trabajo y ver a nuestros residentes contentos. Durante los años que llevo trabajando aquí he podido desempeñar diferentes labores y aprender de todo.

Sigo aprendiendo algo nuevo cada día y siempre intentando mejorar en todo lo que de mi dependa.

Quiero dar las gracias a todas las personas que han confiado en mí desde el primer día y han formado a la profesional que soy hoy.

Todos juntos, en equipo hacemos que vuestros familiares se sientan agusto en esta, su casa.

Un saludo a ustedes y otro a mis raíces.

Desde pequeña siempre me ha gustado ayudar a los demás, (he tenido unos grandes maestros, mis queridos padres) que tanto a mi hermana como a mí nos han inculcado unos grandes valores como el amor, la comprensión y el respeto, que en mi trabajo es primordial.

Soy una persona extrovertida y muy muy rápida (jejejejeje) en mi trabajo, me considero muy perfeccionista pero sobre todo intento empatizar con todos mis residentes y compañeros.

Hemos vivido unos tiempos muy difíciles en los que hemos sido familia para todos nuestros residentes, espero haberles comprendido y ayudado en todo lo posible.

Espero seguir ayudándoles en todo lo posible con el mismo respeto y cariño como hasta ahora. Un saludo muy fuerte.

Me llamo Maria Pilar Cerdán, soy gerocultora en la Residencia Villa de Ejea.

Personalmente es una experiencia única e irrepetible por la cantidad de cosas que te aporta como persona.

Una de mis tareas diarias es el cuidado de personas dependientes tanto en aseos, medicación, paseos, ingestas, etc… Pero lo que más me llena de esta profesión es el tema emocional.

Hacer sacar una sonrisa de unos ojos tristes que ni si quiera sabe porque están tristes. Escuchar historias y hacerles feliz sabiendo que alguien le está escuchando simplemente. Cantar con ellos y olvidarnos del mundo disfrutando del momento todos juntos, y un sinfín de situaciones de alegría que se guardan y no se olvidan.

Nunca pensé que un trabajo me pudiera aportar tantas cosas en mi vida.

Todos sabemos lo duro que puede llegar a ser el tener que tomar la decisión de ingresar en un centro a un ser querido, pero siempre buscamos lo mejor para ellos y estos centros hoy en día están muy bien preparados para ello.

La palabra RESIDENCIA es: cuidados las 24 horas del día, cariño, afecto, salud, tranquilidad, acompañamiento, actividades, amistades, sociabilidad y muchas cosas más para garantizar el bienestar de cada persona personalizando a cada uno sus necesidades con un equipo técnico altamente cualificado.

Yo por suerte cuento con un equipo técnico maravilloso que te ayudan con el día a día y con unas compañeras que por todos ellos me quito el sombrero.

Una cosa tengo muy clara, estoy muy feliz de ser GEROCULTORA.

Soy Lucía, trabajo en la Residencia Villa de Ejea como gerocultora desde hace 5 años. Siempre, incluso antes de empezar en esta profesión he sabido que el nuestro es un trabajo duro, pues debemos atender todas las necesidades de los residentes, asearlos, ducharlos, darles de comer y un larguísimo etcétera… pero, a la vez que duro, resulta un trabajo muy gratificante.

Según va pasando el tiempo, poco a poco les vas conociendo y sabiendo cosas sobre ellos, vas cogiéndoles cariño y procuras que hagan las cosas por si mismos para que no pierdan su autonomía.

Les canto, les bailo, les hago reír y pasamos ratos muy agradables. Quiero que mis “yayos” (como yo los llamo), estén lo mejor posible.

Y es que, algún día, nosotros seremos mayores también.

Soy Alex, fisioterapeuta de la Residencia Villa de Ejea. Me gradué en junio de 2021 y me incorporé al ámbito laboral en octubre de 2021 en esta residencia donde actualmente sigo trabajando.

Esta primera experiencia me está permitiendo descubrir un precioso campo de la fisioterapia como es la geriatría; y es que, a parte de la rehabilitación, los tratamientos individualizados y sobre todo el ejercicio funcional (fundamental para que nuestros mayores se mantengan en forma y sean lo más autónomos posible), lo que más me gusta de mi trabajo es el vínculo que creo con los residentes, el amor y el cariño que voy desarrollando con y por ellos, formando así, parte de mi día a día, parte de mi familia.

Pocas cosas hay en la vida como sentir la satisfacción de trabajar en lo que te gusta, si además es completamente vocacional y puedes ejercer ese trabajo como es mi caso desde el año 2003, no me puedo sentir más afortunada.

Mi nombre es Mª Teresa, soy gerocultora y trabajo en la Residencia Villa de Ejea desde hace dos años.

No es un trabajo sencillo, es delicado, ya no solo por la atención médica, su higiene o una alimentación personalizada, si no también por la implicación emocional. Por mi carácter me siento muy cerca de cada uno de ellos y el día a día hace que se vayan creando lazos emocionales intensos, su bienestar, su cuidado diario, el implicarme en cualquier actividad que les aporte una sonrisa, una mirada de felicidad me llena de satisfacción, a veces tan solo dedicándoles tiempo para escuchar sus vivencias, verlas a través de sus ojos, son historias llenas de intensidad, con un poso de sabiduría difícil de encontrar en otro lado, sentir ese tiempo pasado en el calor de sus manos, de sus miradas, organizar fiestas para días señalados o vestirme de «Mamá Noël» para repartir abrazos y alegría, eso justamente eso, es lo que también me hace disfrutar, lo que hace tan maravilloso estar al servicio de todos ellos trabajando aquí.

Pero realmente experimentar tantas emociones y desarrollar mi trabajo, no sería posible si no fuera con un equipo tan profesional y entregado como es el equipo del que formo parte, personas igualmente entregadas a esta labor de cuidado hacia todos nuestros mayores, que hacen todo mucho más fácil.

Una residencia es un hogar, una familia todo a gran escala, todo a lo grande, igual de grande que la dedicación y el cariño con el que día a día vengo a atenderles, por que al final también es un poquito mi hogar, también son un poquito mi familia.

Me llamo Mario Escribano. Nací en Zaragoza, en el año 1991. Estudié la licenciatura de Administración y Dirección de Empresas, especializado en Dirección General, y hace poco realicé un máster en Dirección de Centros y Recursos de Servicios Sociales.

En los más de 8 años de experiencia profesional en la Fundación Rey Ardid he desempeñado mi trabajo en distintas áreas: Recursos Humanos, Finanzas, Proyectos y el Área de Mayores.

Uno siempre recuerda con cariño sus inicios una vez que pasa el tiempo, y trabajar para las personas mayores es algo que desde el principio me llenó de energía. Escuchar sus historias, sus logros, sus aprendizajes, sus inquietudes… en definitiva, aprender de ellos.

Resulta gratificante saber que pueden contar contigo para acompañarles en esta etapa de su vida.

Los últimos dos años están siendo muy distintos a lo que estábamos acostumbrados, y ahora más que nunca no hay que perder el prisma de que trabajamos con personas, que están en su hogar, y que temenos que proporcionales el apoyo que necesitan.