Decálogo transformación positiva en residencias

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Aunque unos de los sectores más afectados por la pandemia han sido los centros de mayores, no sólo nos ha dejado aspectos negativos, sino también una gran oportunidad de aprendizaje para mejorar la calidad del servicio prestado a nuestros residentes transformando de forma positiva nuestras rutinas de trabajo.

Desde el área de mayores de Fundación Ramón Rey Ardid hemos elaborado un decálogo de transformación positiva de nuestros centros de mayores, marcando así la línea de trabajo a seguir a partir de las experiencias vividas durante la pandemia con el objetivo de que residentes y familias sientan que nuestros centros son su hogar.

¿En qué consiste exactamente este decálogo de transformación positiva?

Tras varios meses de pandemia y ya inmersos en la nueva normalidad, los responsables de estos centros decidimos reunirnos en una jornada intensa de trabajo donde destacamos aspectos positivos que se habían vivido, instaurado y reforzado en los centros de mayores Rey Ardid.

decálogo de transformación positiva en residencias

¿Qué puntos se acordaron como parte de este decálogo de transformación positiva?

Fortalecimiento del vínculo con las familias, mejorando confianza y comunicación.

Llegó marzo de 2020 y se detuvieron las visitas a las residencias. Sin embargo, esto no redujo el vínculo entre las personas residentes y sus familias. Se siguieron manteniendo encuentros virtuales y llamadas de teléfono.

Se mejoró la comunicación entre el centro y los familiares y estos, lo agradecieron poniendo su plena confianza en el cuidado que estábamos haciendo a sus mayores.

Posicionamiento de los centros residenciales en la sociedad.

Aunque estuvimos en el ojo del huracán, en la mayoría de los casos, la sociedad nos demostró su apoyo y reconocimiento ante la situación tan dura que estábamos viviendo.

Fortalecimiento de los equipos de trabajo en los centros de mayores.

Se trabajó incansablemente, con un equipo humano unido ante la adversidad.

Capacidad de adaptación, disponibilidad y entereza de los profesionales.

Había que adaptarse rápidamente a las nuevas situaciones, protocolos, normativas… que en muchos casos podían cambiar de un día para otro. Esto, aun a pesar de la complejidad, nos demostró que podíamos trabajar codo con codo adaptándonos a la situación cambiante.

Mejora del control sanitario e introducción de pautas de higiene para prevenir contagios en nuestro trabajo cotidiano.

Entraron a formar parte de nuestro día a día las mascarillas, el gel hidro alcohólico, las batas, las calzas, los manguitos, la toma de temperatura diaria, el lavado constante y desinfección.

Aunque las prácticas higiénicas ya formaban parte de nuestro trabajo, éstas se protocolarizaron y se instauraron tanto en el centro como en nuestras vidas personales.

Introducción de la tecnología al servicio de los cuidados.

Ahora sí que sí las TIC forman parte de nuestro día a día. Ya no es extraño ver a nuestros residentes tablet en mano haciendo videollamadas con sus nietos, sus hijos, sus hermanos.

Diariamente, se facilita información detallada a las familias a través de listados de difusión. Algo poco extendido hasta antes de la pandemia. Esta tendencia continúa ya que las nuevas tecnologías están inmersas en nuestra sociedad.

Nuevo modelo residencial como un hogar.

¡Y por fin se da la importancia que se merece al modelo de atención centrado en la persona!

La residencia es NUESTRO HOGAR. El cambio de modelo es un hecho.

Grupos de convivencia más reducidos, espacios al aire libre y menor rotación del personal que les atiende, son cuestiones que mejoran notablemente la atención.

Importancia de cuidar el duelo.

Es cierto que se han vivido situaciones durísimas. Al comienzo de la pandemia, las restricciones eran tales que dificultaban incluso la “despedida” de su ser querido.

Como parte positiva de esta situación, se ha recalcado la importancia del duelo y de esta “despedida” realizando programas y protocolos concretos donde se trabaja el duelo.

Mayor humanización de las relaciones personales.

Aunque se redujeron las relaciones sociales con el exterior y el contacto con nuestros seres queridos, se fortaleció el vínculo entre trabajadores y mayores.

Conocimos más a los residentes y sus necesidades individuales, también a sus familias y la relación que tienen con los residentes.

Mayor participación de las personas usuarias en el funcionamiento de la residencia.

Se ha fortalecido también la participación y la toma de decisiones de nuestros residentes.

Objetivamente, se hace necesario continuar con la implantación del modelo de atención centrado en la persona, donde la persona mayor es el centro de las actuaciones, y como tal, debe participar en la toma de decisiones. 

Descárgate el decálogo

DECALOGOTRANSFORMACIÓN POSITIVA EN LOS CENTROS DE MAYORES REY ARDID

Nuestras conclusiones…

decálogo de transformación positiva en residencias

Esta situación nos ha proporcionado un ambiente de continuo aprendizaje y adaptación, que, desde luego, no podremos olvidar. Gracias a todo lo sucedido hemos visto, aun más, la importancia del cuidado y bienestar de nuestros mayores, cuestiones como intimidad, individualidad, consentimiento, derechos, cobran especial relevancia a la hora de hablar de buen trato. Hemos visto también cómo todo el equipo hemos superado momentos difíciles y que nos hemos mantenido unidos ante la adversidad.

Laura Guillen, Equipo Técnico Área de Mayores