Como era de esperar, el calor ha llegado de repente y lo ha hecho con toda su fuerza. Aunque a todos nos afectan las altas temperaturas, se debe tener especial cuidado con los niños y las personas mayores. En este artículo os dejamos algunos consejos para prevenir los golpes de calor, así como el procedimiento recomendado para actuar en caso de sufrir uno.
En primer lugar, debemos saber qué es exactamente un golpe de calor, cuáles son sus síntomas y cómo hay que reaccionar ante estas circunstancias. A continuación, vamos a dar respuesta a estas tres cuestiones:
¿Qué es un golpe de calor?
Un golpe de calor es el sobrecalentamiento del cuerpo por culpa de las altas temperaturas. También puede producirse por exceso de ejercicio físico ya que cuando la temperatura sube, el cuerpo suda para mantenerse fresco y esto puede conllevar una deshidratación que provoca el mal funcionamiento de algunos órganos. En casos de temperaturas muy elevadas, el organismo ralentiza esa expulsión de sudor y por tanto no se refresca con suficiente rapidez, así la mezcla de temperatura elevada y alto grado de deshidratación provoca los síntomas que veremos a continuación.
Síntomas de los golpes de calor
Son muchos los síntomas relacionados con los golpes de calor, pero no tienen por que aparecer todos al mismo tiempo, Los principales síntomas que nos avisarán de que una persona está sufriendo un golpe de calor son los siguientes:
- Dolor de cabeza.
- Mareos.
- Sensación de debilidad o desfallecimiento.
- Pérdida de conciencia.
- Palpitaciones.
- Enrojecimiento de la piel.
- Sequedad.
- Falta de sudor.
- Hiperventilación.
¿Cómo debemos actuar ante un golpe de calor?
Para combatir los síntomas del golpe de calor y evitar que se agraven es necesario reaccionar con rapidez. Así, ante un golpe de calor lo primero que debemos hacer será avisar a los servicios médicos.
Mientras acuden en nuestra ayuda se procederá a colocar a la persona afectada en un lugar fresco y ventilado, preferiblemente acostada y con los pies elevados. Aflojaremos su ropa y, siempre que esté consciente y no vomite, le proporcionaremos pequeños sorbos de agua. Además conviene colocarle paños mojados en agua fría alrededor del cuerpo para ayudar a bajar la temperatura corporal y evitar las bebidas azucaradas.
¿Cómo evitar un golpe de calor?
Como se suele decir, más vale prevenir que curar, una afirmación que cobra todavía más importancia cuando hablamos de estos episodios, ya que la mejor manera de actuar ante un golpe de calor es prevenirlos.
Además de las recomendaciones habituales para protegernos del calor, cuando el cambio de temperaturas es tan drástico y repentino como en las olas de calor que sufrimos en los últimos tiempos, debemos extremar las precauciones, ya que el cuerpo no ha tenido tiempo de adaptarse de forma progresiva y esto puede tener efectos negativos.
Así, para prevenir los temidos golpes de calor y evitar que las elevadas temperaturas perjudiquen nuestra salud, podemos tomar las siguientes precauciones:
- Beber líquidos constantemente para evitar la deshidratación, sin esperar a tener sed. Esta parte es especialmente importante en niños y mayores ya que en ellos, la sensación de sed es menos notable. Debemos procurar que esos líquidos no sean bebidas azucaradas, alcohólicas o con cafeína, ya que en lugar de hidratarnos, provocan la pérdida de líquido.
- Consumir alimentos refrescantes y hacerlo lo antes posible tras su preparación para impedir que el calor los estropee.
- Vestir ropa ligera, cómoda y con colores claros, con el objetivo de proteger del calor y evitar rozaduras o alergias. Si es posible, utilizar ropa hecha con materiales naturales como el algodón o el lino.
- Protegerse de la exposición al sol en las horas de máxima radiación, entre las 12 y las 16 horas. Y aprovechar las primeras horas de la mañana si se va a hacer algún ejercicio físico al aire libre o cualquier actividad en el exterior.
- Cuando no podamos evitar esta exposición, debemos ayudarnos de elementos que nos protejan y den sombra (gorras, parasoles y sombrillas, etc.), así como refrescarnos en la medida de lo posible (aire acondicionado, ventilador, abanico, agua, etc.).
- Proteger la piel y los labios con cremas solares. Durante el verano, un simple paseo al sol puede provocar quemaduras en nuestra piel o sequedad extrema.
- En casa, bajar las persianas o correr las cortinas para evitar la incidencia del sol directa, ya que ésta puede elevar la temperatura del interior extremadamente.
- En el caso de vehículos, intentar aparcar en zonas de sombra o utilizar protectores sol para asientos, palanca y volante. Antes de ponerse en marcha abrir puertas y ventanas para que se refrigere y equilibrar la temperatura interna. Además, recuerda no permanecer en el vehículo cerrado ni tampoco dejar a personas mayores ni a niños.
Personas más vulnerables ante los golpes de calor
Es de especial importancia prevenir los golpes de calor en personas mayores, especialmente en aquellos con alguna enfermedad crónica, así como en niños pequeños.
Más concretamente, los principales grupos de riesgo son los bebés lactantes y los niños; las personas con enfermedades crónicas como afecciones cardiovasculares, respiratorias, diabetes, problemas renales o neurológicos, personas con obesidad o sobrepeso, enfermos convalecientes; personas mayores o en situación de dependencia; deportistas de alto nivel o trabajadores que realizan su labor al aire libre.