Como muchas personas mayores, al principio, María estaba algo reticente a recibir ayuda en su domicilio. Ahora, en cambio, no quiere ni pensar que le cambien a su querida Marta, que ya se ha convertido en una amiga.
La compañía, la ayuda en las labores del hogar y la conversación son algunos de los aspectos que más valora María, usuaria de SoyHogar, que nos cuenta su experiencia tras más de tres años con nosotros.
María tiene más de 80 años, su hija Ruth vive fuera de Zaragoza y, aunque cada semana la visita, ambas estuvieron de acuerdo en contar con una auxiliar de atención a domicilio profesional para que varios días por semana pudiera ayudar a María en las tareas del hogar, hacer la compra, realizar algún recado fuera del domicilio y labor de acompañamiento.
Aunque María se encuentra bien de salud y mantiene un alto grado de autonomía, la preocupación de Ruth sobre la soledad y el bienestar es muy habitual entre muchos hijos cuyos padres son mayores y/o viven solos, aunque lo hagan en la misma ciudad.
Y es que “pasar la mayor parte del día solo, la dificultad para hacer algunas labores del hogar como la limpieza o la compra (además de los riesgos asociados a ellas como caídas, sobreesfuerzos o lesiones), o simplemente saber que tienen compañía y ayuda por unas horas son los aspectos de mayor interés a la hora de contratar un servicio de atención a domicilio”, explica Ruth.
“En principio prefería mantener a mi madre dentro de su hogar y su entorno ya que todavía está bien y solamente tiene algún dolor y olvido asociados a su edad. La opción de llevarla a una residencia prefería dejarla para más adelante, ya que sabía que, de inicio, podía no ser bien recibido y no quería discutir”, afirma Ruth.
En el caso de contratar un auxiliar de atención a domicilio, Ruth lo propuso como una mejora en la calidad de vida de María, una ayuda en aquello que le supone más esfuerzo y una vía para que las dos pudieran estar más tranquilas. De entrada, como es muy habitual, María consideró que no era necesario y en el período de prueba, como convino con su hija, se empeñaba en hacer por sí misma muchas de las tareas para las que se había contratado SoyHogar. Sin embargo, a las pocas semanas empezó a darse cuenta de las ventajas que suponía recibir ese apoyo e incluso le cambió el estado de ánimo. Hizo buenas migas y está más que encantada con su cuidadora.
A punto de cumplir tres años de su relación cuidadora-usuaria, María nos cuenta que se lleva muy bien con Marta, “me ayuda a limpiar donde yo no llego porque ya me canso mucho con algunas cosas, salgo de casa más tranquila, voy a hacer la compra con ella cuando hace buen tiempo y hablamos mucho de cotilleos del corazón. ¡Ahora que no me la cambien!”.