Soledad no es estar sólo

la soledad
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La mayoría de personas tememos a la soledad, no a estar solos.

Esa sensación nos genera inquietud e incertidumbre.

Estar solos es un hecho común y no siempre estamos acompañados, aún así, podemos disfrutar de una manera constructiva.

Sentirnos solos es diferente, uno se puede sentir solo también en compañía

Por lo tanto, la soledad, es paradójica y puede ser positiva, ya que nos restaura y nos conduce a la creación y comprensión personal, pero también puede ser negativa y desembocar en la exclusión y el aislamiento

la soledad

En Fundación Rey Ardid luchamos contra la soledad de las personas mayores a través de diferentes acciones e iniciativas, ya que la soledad tiene múltiples caras y se origina por factores de diferente índole.

Características de la soledad:

  • Siempre es una experiencia subjetiva (un sentimiento).
  • Está íntimamente relacionada con la persona, y determinada, en parte al menos, por la personalidad.
  • Como experiencia subjetiva, es personal e intransferible: dos personas distintas no sentirán, en la misma situación, la misma soledad.
  • Generalmente, es involuntaria y conlleva sentimientos negativos. Existe una soledad positiva ligada a la necesidad de intimidad, de introspección, de abrir una ventana al yo interior, pero esta es siempre voluntaria.
  • Es un sentimiento que deriva de múltiples situaciones.
  • No existe una soledad, existen muchas distintas, las que cada persona vive, y se derivan de diversas situaciones que provocan sentimientos que nos llevan a ella.

Desde el punto de vista psicosocial:

  • La soledad se ha explicado por la interacción de cinco factores:
  • El compromiso personal.
  • Los eventos vitales que marcan la biografía personal,
  • El ambiente social donde la persona desarrolla su vida.
  • Variables intrapersonales, propias del sujeto y sobre las cuales gira la experiencia subjetiva.
Soledad

Se mire desde el punto que se mire, es imposible no captar el sufrimiento y la desazón de lo que significa la soledad no deseada.

Pero debemos aprender a vivir en soledad, transformar la pesadumbre en sosiego y la aflicción en calma, y abordando, la necesidad de hacernos amigos de ella.